Ningún nacionalista, salvo CiU, celebra hoy el aniversario de la Constitución
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, prometió al llegar al cargo una serie de reformas legales para que los nacionalistas pudieran sentirse cómodos en la España constitucional. Agotada la legislatura -con un proceso de reformas estatutarias de por medio-, el objetivo del líder del PSOE no sólo no ha sido cumplido, sino que el desafío nacionalista ha aumentado en estos tres años y medio.
Los actos conmemorativos del día de la Constitución que el Congreso de los Diputados celebra hoy (los últimos de la legislatura) servirán para dejar claro que los nacionalismos no se sienten ahora más «cómodos» que en 2004. A excepción de CiU -que sí suele asistir a este tipo de actos por su compromiso con la gobernabilidad del Estado desde la transición y, sobre todo, durante la década de los noventa-, ningún partido nacionalista se dignará a acudir a la Cámara Baja para celebrar el aniversario de la Constitución.
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, prometió al llegar al cargo una serie de reformas legales para que los nacionalistas pudieran sentirse cómodos en la España constitucional. Agotada la legislatura -con un proceso de reformas estatutarias de por medio-, el objetivo del líder del PSOE no sólo no ha sido cumplido, sino que el desafío nacionalista ha aumentado en estos tres años y medio.
Los actos conmemorativos del día de la Constitución que el Congreso de los Diputados celebra hoy (los últimos de la legislatura) servirán para dejar claro que los nacionalismos no se sienten ahora más «cómodos» que en 2004. A excepción de CiU -que sí suele asistir a este tipo de actos por su compromiso con la gobernabilidad del Estado desde la transición y, sobre todo, durante la década de los noventa-, ningún partido nacionalista se dignará a acudir a la Cámara Baja para celebrar el aniversario de la Constitución.
Conmemoración más austera
Como en ocasiones anteriores, volverán a faltar representantes de ERC, PNV, BNG, EA y NB -todos ellos socios habituales del PSOE durante esta legislatura- por su desacuerdo con la Carta Magna. El único aliado de los socialistas que estará presente en el Congreso será Izquierda Unida.
Pese a todo, la conmemoración institucional estará marcada por el fallecimiento del guardia civil Fernando Trapero, el agente tiroteado por ETA el sábado pasado en Francia junto a su compañero Raúl Centeno. Nada más conocerse la muerte del agente, el Congreso anunció que suspendía el cóctel que habitualmente se sirve en el Salón de Pasos Perdidos de la Cámara, a fin de dar a la celebración un carácter más austero e institucional. No obstante, se mantiene en la agenda tanto la recepción de los invitados como el discurso del presidente del Congreso, Manuel Marín.
Un día antes de la celebración -y a tres meses y medio de las elecciones-, los dos partidos mayoritarios se encargaron ayer de calentar el ambiente. El PSOE hizo público un manifiesto en el que acusa al PP de «obstrucción sistemática del mandato constitucional y afrenta al derecho de los ciudadanos» por bloquear -en su opinión- la renovación del Consejo General del Poder Judicial. Los socialistas añaden que esas conductas «lesionan el prestigio y la credibilidad» de las instituciones. «El fortalecimiento de la democracia pasa por que el nombramiento de las personas que deben servir a los órganos constitucionales sea concebido como una función institucional de primer orden y no como una prebenda al servicio de intereses partidarios», añade el manifiesto del PSOE.
Valores y símbolos nacionales
Por su parte, el PP presentó en el registro de la Cámara una iniciativa en la que se pide que el Congreso reafirme su compromiso con los símbolos nacionales. Los populares aprovecharán su última interpelación al Gobierno de esta legislatura para emplazar a los socialistas a explicar qué medidas han adoptado y cuáles piensan poner en marcha para «fortalecer los valores y símbolos que unen a los españoles» que, a su juicio, sufren un «constante debilitamiento» como consecuencia de la decisión del jefe del Ejecutivo de abordar «cambios esenciales» en el modelo de Estado contando únicamente con el apoyo de los «nacionalismos radicales».
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